De las Madres

Mi madre me contó que la primera noche que pudo dormir entera sin que yo, recién nacido, me despertase y la necesitase, fue la que precedía a su primer día de la madre. Siempre me dice que fue un gran regalo.

Hoy quería hacer un pequeño, un brevísimo homenaje a las madres de este mundo. "Si si, di lo que quieras, pero pasaste nueve meses en mi seno", me dice también la mía, y así da por finalizada cualquier discusión, con todo el sentido del mundo, obviamente, porque es el argumento definitivo.

Establecemos un gran vínculo con nuestra madre. Es aquella que nos trae a este mundo. Es aquella que, cuando se acuesta durante el embarazo, piensa "eres un tesoro, pequeño, vas a ser un emperador, y yo voy a darte un imperio" "voy a estar ahí siempre que me necesites y donde me necesites. Tu yo siempre. Tu y yo contra el mundo". Es la primera persona a la que vemos, la primera cuyo calor humano recibimos, sabiendo desde ese momento, que ya estamos a salvo, y que somos amados.

Madre es un universal. Y cada madre es una, distinta. Es Elisa, es Isabel, es Mónica. Hijo, del mismo modo, es también un universal, y único, distinto. Es Tomás, son Emma y Lucía, es León. Pero con cada una de nuestras madres, establecemos un vínculo mágico. Se proyecta incluso sobre aquellas cosas que más vamos a apreciar o amar en nuestra vida. Por ejemplo, yo siempre me he considerado un fan absoluto de la saga Star Wars, y esto es así porque ante una reposición de la primera trilogía, mi madre me dijo "ven, Tomy, vamos al cine que ponen unas películas súper chulas". La película puede ser mejor o peor, la historia puede ser más o menos divertida, pero cuando las veo, siempre que las veo, una parte de mi vuelve a ese momento, vuelve al momento en el que estoy sentado a su lado en el cine, y soy feliz.

Y cuando creces, y llega un momento en el que abandonas el nido, para crear el tuyo propio, para comenzar tu propio viaje, que tal vez te lleve a ti a ser padre, o a ser madre, puedes tratar de alejarte todo lo que quieras, y sin embargo, siempre estará ahí. Esa sonrisa que hace cálidos los días fríos, y que refresca en los días calurosos. Un abrazo, un beso, y un "¿qué tal estás, mamá? ¿qué tal va todo?" mientras te sientas a charlar un rato con ella.

Y lo mejor es que no importa la edad que tengas. Nunca dejará de sorprenderte. Nunca dejará de tener la palabra justa. Y tú siempre serás su pequeño.

Hoy a los niños, lo que les pasa son sus padres, dice mi maestro, y yo quiero pensar "si, afortunadamente".

Feliz día madres. Feliz día mamá.

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