De Europa

Una mañana, un imponente toro blanco, y se acercó a una princesa, que impresionada por el porte del animal, y curiosa ante su aparente mansedumbre, se montó en su lomo, momento en el que el animal comenzó una alocada carrera, con la princesa sobre su lomo, sin parar hasta que llegó a la isla de Creta, en el mar Egeo. La princesa se llamaba Europa, y el toro no era otro que Zeus, padre de los Olímpicos.


Europa, el viejo continente. La cuna de la civilización occidental, surgida de la fusión de lo mejor de todos los mundos. Los griegos, los romanos, los judíos, los cristianos, los germanos, los musulmanes. Un auténtico crisol de culturas, que ha dado al mundo la idea de Universalidad, el Estado-Nación, el arte románico y gótico, la ley, o la Luz.

Pero incluso la luz más brillante, proyecta la sombra más oscura, y en Europa se han producido momentos terribles, cuyos ecos resuenan aún hoy, como recordatorio permanente de aquello que hemos permitido, aquello que hemos hecho, y de lo que efectivamente debemos aprender.

En nuestra hora cero, en el momento más terrible, cuando aún no podíamos creer nuestra propia maldad (la peor de todas, aquella que se había producido por omisión, por dejadez, por ignorancia, por estupidez o por odio al diferente), una nueva generación de hombres valientes, cargó sobre sus hombros la tarea histórica de traer paz entre aquellos que habían sido antagónicos, y construir una nueva realidad. 72 años después, aquí tenemos la Unión Europea.

La Unión es una organización curiosa. No es internacional, aunque esté conformada por Estados Soberanos, sino que constituye una gran innovación, una organización supranacional, cuyas instituciones desempeñan un papel fundamental en un continente a menudo acosado por diversos fantasmas, algunos de los cuales ya han sido mencionados por aquí.

Y hete aquí, que este próximo 26 de mayo celebra elecciones al Parlamento. 26, como el 26% de ciudadanos españoles que lo sabe. Esa es la tragedia no de Europa, sino de la Unión.

Lo es porque es en las instituciones europeas donde se juega una batalla de batallas de nuestro tiempo. Camuflada en dos modelos de organización de la Unión, uno más supranacional, el otro más internacional, la realidad es que todo está en juego. El alma misma, el Ser europeo, el futuro de nuestro continente comienza a diseñarse tras estas elecciones, de las que saldrá un Parlamento que habrá de elegir un Presidente para la Comisión, la Institución guardiana de los Tratados y que ha de actuar como ejecutivo de la Unión.

Una gran parte del cuerpo electoral no solo en España sino en todos los países no comprende las elecciones europeas, y las utiliza para expresar descontento y ajustar cuentas con los partidos del Establishment, votando a partidos estrafalarios, asunto que con el tiempo se ha tornado en votar a partidos contrarios a la idea de la Unión. De resultas que en el próximo Parlamento podrían sentarse hasta 1/3 de eurodiputados de partidos eurófobos (además de los británicos, que actúan en todo este asunto como el perro del hortelano, que no come, y no deja comer al amo... Nada nuevo bajo el sol en la tierra de Drake, ya decía el almirante Blás de Lezo que todo español de bien sabe que se debe mear mirando en dirección a Inglaterra... Tal vez no lo dijo y es un bulo, pero la frase no deja de tener su gracia).

Estos eurófobos pueden torpedear y mucho la idea de Europa. La Komintern, la organización comunista establecida a principios del siglo XX y dirigida desde la Rusia Soviética, lo tenía claro: no es necesario invadir e ir a la guerra contra el capital y la burguesía. Los destruiremos desde dentro. Los haremos implosionar. Ahora, la Sobintern, la internacional Soberanista, busca lo mismo.

La cuestión es que Europa no son solo los burocráticos  y anodinos edificios de la Unión en Bruselas, sino la posibilidad de nacer en España, trabajar en Francia, casarte con una Italiana, vivir en Alemania, veranear en Holanda, y morir en Portugal. Europa es el vino de Oporto, los castillos del Loira, el Coliseo de Roma, la Dieta de Hungría en Budapest. El Quijote, las Meninas, la poesía de Rilke, la Enciclopedia, los Ferrari, Cruyff y Beckenbauer.

Europa fue el Toro, la Democracia, el puente, el Imperio, el Papado, el descubrimiento del mundo, el Renacimiento y la Revolución. Ha sido el genio, la audacia, la luz, la oscuridad, la guerra y la paz.

Europa es vieja, y guarda todos los recuerdos del mundo. Debemos aprenderlos, reflexionar sobre ellos, y comprender, porque si no, los monstruos de los que hablaba el querido Antonio en la cárcel del fascismo volverán, y derrotarlos no será tarea fácil.

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